Este consejo es para una seguidora que lo ha pedido especialmente: “cuando lo veo en el edificio, lo saludo cordialmente; pero cuando lo veo en la calle, no. Aunque él tampoco me saluda en estos casos. ¿Qué me recomienda?".
Lo primero que hay que hacer es cruzartelo cada vez que puedas para saludarlo en el edificio (porque parece que es lo que mejor se les da); una vez conseguido esto, seguiremos el mismo procedimiento en la calle.
Hay que estar al acecho como un león cuando va a cazar a su presa, la posición mujer bolita en el piso con las manitos hacia adelante y esperando a saltar es muy importante, porque nos demuestra lo que serías capaz de hacer por el hombre de tu vida.
Podes esperarlo en las escaleras, el palier, los descansos, el cuartito de la basura, la terraza, etc; y cuando escuches que la puerta de su departamento se abre, zas! te le tiras encima y lo chocas para que deba saludarte. También se lo puede pechear, patear en los tobillos o hacerle sucutrule por la espalda al grito de “hola!”.
Imaginemos que sale de su casa a las 8 de la mañana para ir a trabajar, lo escuchamos previamente y ya estamos adentro del ascensor, así que cuando él lo llame nos va a encontrar ahí. Otra posibilidad más precisa, es viajar en ascensor desde las 7 de la mañana esperando que se suba, no puede fallar.
Una vez que se abre la puerta nos ve con un paraguas abierto, obviamente va a tener que comentar si llueve o no, que tanto frío o calor hace, si olvidó ponerse las cremas a la noche, si durmió solo o acompañado, o sea, las típicas charlas de ascensor.
Vuelve del trabajo y estamos en el palier hablando con el portero, cuando entra nos vamos con él hacia el ascensor (criticando al portero, obviamente); y utilizamos el viaje para saber cómo le fue en el trabajo, qué tal va su nuevo proyecto, qué comió al mediodía; las típicas charlas entre vecinos.
Al rato va a sacar la basura al cuartito y ahí estamos:
- ¿por qué dejas la basura en este piso?
- porque se me canta; hola, no?!... y enseguida una sonrisa, no vaya a pensar que sos una mala onda.
Mas tarde va a comprar cigarrillos y estamos en el descanso de la escalera, escuchamos su puerta, bajamos corriendo hasta la calle, y abajo le decimos que venimos de hacer ejercicio, ahí nomás se puede aprovechar para hablar de otra cosa y que no sea solo un saludo.
Antes que todo esto deberíamos haber hecho un breve resumen de su vida; tenemos que saber si tiene mujer (principalmente) y que tan fiel es a esa maldita condenada, de qué trabaja, dónde vive la familia, qué come, qué cine le gusta, a quién votó en las ultimas elecciones, si le gusta el vino con soda, de qué pata renguea.
Con toda esta información, en uno de estos cruces casuales, además del “hola” podemos arriesgar un “se me rompió la compu, ¿sabes quién la puede arreglar?; ah! si?, ¿sos técnico?, qué casualidad!”.
O “¿tenés idea de cómo se cuida un bonsai?, se me está secando; ah!si?, ¿sos botánico?, qué casualidad!”.
O “mi freezer hace mucho hielo, ¿sabes quién lo puede necesitar? ah!si?, ¿sos barman?, qué casualidad!”.
O “desde mi casa se ve una estrella nueva, ¿sabes cómo se llama? ah!si?, ¿sos astrónomo?, qué casualidad!”.
Es muy importante el “qué casualidad?!” y es muy importante que tenga que entrar a tu departamento para que puedan seguir conversando de la compu, el bonsai, los tragos o la astronomía.
Una vez que consigas esta confianza enseguida te va a hablar cuando te lo cruces en la calle, es obvio; ¿con quién más va a poder hablar de sistemas operativos, bonsais, alcoholes y astronomía sin que su interlocutor se quede dormido?
Tranquila que no puede fallar...
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ResponderEliminarGran sugerencia la del sucutrule por la espalda al grito de "¡hola!".
Sin dudas es mucho mejor estrategia que la de sentarme a ver el canal de la camarita del edificio.
Mis respetos.
Su seguidora.