miércoles, 23 de noviembre de 2011

No es insensibilidad, es sinceridad. Parte 3

El gran día

Llegó el momento que todos estábamos esperando. El día por el que la gente te llama ansiosa desde hace dos semanas y te preguntan “¿y?”, ¿qué se debería responder?, “¿y qué?, todavía nada”. ¡Grave error!, nunca decir eso, es el momento en que empiezan los consejos absurdos “caminá mucho y saltá, que así baja”, “sí, claro, hace 40 grados y peso 23 kilos más, mejor voy a trotar levantando las rodillas al pecho y de paso unos abdominales”. ¡¿Hay que aclarar que cuesta respirar?! 
Un consejo queridas amiguitas, nunca decir la fecha probable de parto, ¡nunca!, si tu fecha es el 1, decir que es el 15; y que piensen que se adelantó o que piensen lo que quieran, pero no te llamarán preguntando “¿y?”.

Ahora bien, si se rompe la bolsa de madrugada, es algo así como ir al baño y mear antes de que uno quiera mear, o mejor dicho, uno se mea en la cama y mientras su pareja salta y rebota por las paredes del cuarto preguntando “¿hay que ir al hospital?; ¿ya está?, ¿ahí viene?, ¿vamos aparir?; ¿mañana no curro?; ¿llamo al taxi?”. En mi caso, afloró mi instinto obsesivo y atiné a decir: “traeme la toalla más viejita que no quiero que se ensucie el colchón y dame la mano para que me levante” (no olvidemos que somos como una gran ballena que cuando se acuesta no puede incorporarse) y segundos más tarde “me tengo que vestir y lavar los dientes”, “si no me lavo los dientes no me muevo de casa”. Hay que aprovechar hasta el último minuto de capricho que se nos va a permitir.

Otro momento significativo lo recordé cuando vi la factura de casi cien euros de móvil. ¿Cómo se llega a eso?, muy fácil. Si usted está acompañando a su mujer a parir, y ella está con muchas drogas encima y se le ocurre pedirle el móvil “es que estoy aburrida, así dejo preparada la lista de contactos para después del nacimiento”. Bajo ningún punto de vista entregue el móvil. Mucha gente recibió un mensaje en blanco, pero muuucha gente; señor “papá” tenga paciencia y distraiga a su mujer de otra manera, la que sea más barata.

Un consejo más, en algunas listas o libros para embarazadas lo dice, hay que llevar cámara de fotos, en nuestro caso fue una experiencia inigualable. Ni bien llegamos tuvimos que esperar, siempre hay que esperar, hasta que no se puede esperar más y ahí, en ese preciso momento es cuando una se da cuenta que realmente está de parto. Mientras se espera que llegue la matrona y revise, que llegue la enfermera y coloque la oxitocina (para acelerar el parto), que lleguen las contracciones, que llegue la anestesia, ¡que llegue la anestesista!. En fin, una larga lista de momentos de espera después de diez meses de espera.


En estos ratos de aburrimiento y no saber qué hacer, decidimos hacernos fotos. Qué guay, tenemos la serie: “posando en el paritorio” y obviamente, una vez nacida la chica, “papá” decide hacerle fotos. Ninguna de cuerpo entero, tenemos fotos de una mano, la panza, un dedo, un pedazo de oreja; igual que en las ecografías pero con color. No olvide señora embarazada, la cámara de fotos puede dar mucho de sí en un momento tan intenso.


Todos estos momentos de relajación y divertimento se acaban cuando deciden que la anestesia se fue y una evoluciona favorablemente; y nos llevan a la habitación. No fueron tantas las visitas en el hospital como para que las critique (ja!, se salvaron de esta), el coñazo del siglo son los enfermeros (que con cada cambio de turno se vienen a presentar), médicos, gente de limpieza, la familia de la otra paciente... Eso fue lo mejor, la gente que venía a ver a la compañera de habitación y se me acercaban a la cama preguntando “¿qué tal estás?”, “¿qué coño te importa?, estoy recién parida y lo que menos quiero es hablar con usted que es nadie!!!!”. Y por supuesto las enfermeras que agarran al pedazo de carne, lo moldean, con otra mano agarran la teta, la apretujan y ponen al bicho en la teta,  “señora enfermera, por qué no se apretuja la parte que más le guste de SU cuerpo y me deja en paz, a mí y a mi pichón que estaba dormido y usted, bruta, la acaba de despertar con un sobresalto?!?!”

Demás está decir que son momentos en los que una se altera con más facilidad.
Menos mal que fueron solo 48 horas, aunque parecieron 7 años en el Tibet.
Todo lo que sigue es un parto más o menos común a todos los partos; eso sí, no es de película, ni lo que se presume que va a pasar en el curso preparto. Es una sorpresa absoluta, más mágico que en la escuela de Harry Potter, no hay palabras que lo puedan describir asique dejo de escribir hasta la próxima.




martes, 1 de noviembre de 2011

Aceptemos nuestra ignorancia

De pronto me encuentro ante un cuestionario en el cual respondo el primer “no sé” y eso me lleva a una serie ininterrumpida de “no sé”. Después de unos minutos diciendo las mismas dos palabras me doy cuenta que es muy fácil desentenderse de algo.

Quiero aclarar que no me hice la boluda, realmente no sabía lo que me estaban preguntando. Pero, en el caso que sí supiera las respuestas, podría haber contestado “no sé” y “no comprometerme” o simplemente tema concluido.

Esto me lleva a pensar en la gente que no sabe decir “no sé”, esa gente que cree que lo sabe tooodo, desde cómo follan las avispas hasta cuántos amigos tiene el dueño de facebook; tienen respuestas para las preguntas retóricas. Estos seres tan especiales, ¿no se dan cuenta que no saber, es más fácil, más fluido y menos cansino para el que los escucha?

Si después de todo, lo más “normal” es que no tengamos las respuestas a todo, y lo más divertido es cuando inventamos eso que desconocemos. Esta gente no solo se inventa la respuesta convencida de que es así, sino que ponen en duda la verdad del otro antes de admitir que no saben.

¡Señores!, acepten la ignorancia que les toca, basta del sabelotodismo innecesario!!!



miércoles, 19 de octubre de 2011

No es insensibilidad, es sinceridad. Parte 2

Momentos previos al parto

Estoy de vuelta después de unos cuantos meses en los que no pude sentarme a escribir, ni mi cuerpo ni mi cerebro estaban en condiciones. Ahora que lo veo a la distancia, creo que tendría que haber compartido ése momento.

Lejos de convertirse éste, en un blog sobre maternidad, consejos y mujeres vestidas de blanco hablando en diminutivo; una vez más “No es insensibilidad, es sinceridad”.

Dentro de los momentos previos al parto es muy importante mencionar el famosísimo curso pre-parto. En ésta preparación tan constructiva para los primerizos padres, se hablan temas tan trascendentales como el jabón con el que se lavará la ropa del futuro retoño. Está muy bien que lo digan porque no todas lo sabemos, de hecho, es algo en lo que no hubiera pensado hasta que no lo han dicho. Pero, de ahí a debatir y llegar a 40 minutos con el tema me parece un exceso, dan ganas de pararse y gritar “usá el jabón que quieras, pelotuda, ¡es un puto jabón!. ¡Y éstas sillas nos van a romper las caderas a todas!”.

Tampoco es necesario que la matrona que prepara el curso nos hable como si fuésemos infradotadas, estamos embarazadas y el nivel intelectual no desciende por el crecimiento del vientre. Por lo menos no está demostrado científicamente, aunque con ciertos comentarios no sé qué pensar. “No quiero que me rasuren a la hora de parir”“Señora, usted va a parir y la cabeza de su criatura debe salir por un lugar donde se pueda ver, hay que podar!”

Creo que si hubiera sabido antes lo que iba a pasar en la preparación, a lo mejor no me preparaba. Eso de enseñar a respirar, saber cuándo pujar, que “papá” corte el cordón y que “mamá” termine de sacar al niño; son cosas muy bonitas que se ven en las películas y un porcentaje bajísimo de parejas logran hacer, el resto la rema como puede. Básicamente el curso nos sirvió para aburrirnos y asustarnos; uno sabe que va a ser doloroso, no es necesario insistir taaanto en el tema, en ése caso prefiero sorprenderme y dejar de teorizar al respecto.

Dentro de estos momentos previos, tengo que destacar la participación de “las viejas” desconocidas, que ya son parte de mi vida, son una institución, todavía no sé si las admiro por esa inmunidad con la que se mueven socialmente o las odio por esa falta de sentido común. Parece que a medida que pasa el tiempo se va perdiendo el criterio y aumenta el descaro.
Estas mujeres (vecinas, dependientas, compañeras de sala de espera, la que te empuja en la cola del mercado, etc) están por todos lados y cada vez que te ven se encargan de vaticinar si tu panza será niño o niña. “Señora, estoy de 8 meses, ¿no cree que la tecnología ya se encargó de asegurar de qué sexo será?”. Parece que no les alcanza, si ellas dicen la panza es redonda es una niña, si la panza es puntiaguda es niño, y si el ecógrafo dijo que era niña pero tenés panza puntiaguda; “no sabe nada, se equivocó” y agregan “que te repitan el estudio, no vaya a ser niño y tenés todo rosa”. ¡¿ROSA?! ¡¿por qué?!, ¡odio el rosa! “el rosa es muy bonito, es un signo de que es niña”. ¿De qué siglo es esa norma social?

También te preguntan con todo el atrevimiento cuánto aumentaste de peso, y eso puede desencadenar en “es mucho, debe ser un bebé grande, (y mirándote como si vieran morir a su mascota) pobre.” ó “¿nada más, estás segura que el bebé está bien?” ó “¿tanto?, no tenés tanta panza, ¿estás segura que estás de 8 meses?”. Una, además de ser una boluda que no sabe ni si quiera la última regla que tuvo, queda como temblando frente al “pobre”, ¡significa que el chico es enorme! o se come la cabeza durante unos minutos pensando “¿estará bien?”, y otra vez, ¿estará bien hecha la ecografía?.

Cuando empiezan los consejos es mejor huir o fingir estar muy cansada, aunque de los básicos no nos vamos a librar: “tenés que caminar mucho, beber mucho líquido, poner los pies en alto, comé sano, no salgas que hace mucho calor.” ¿Hay que aclararle que ya me manejo solita por la vida como para que me diga lo que tengo que hacer?. Lo ideal sería decirle que “muchas gracias por su preocupación, pero dado que usted es nadie en mi vida, le voy a decir a todo que “si” y seguiré mi camino” antes tendré que escuchar las anécdotas y desgracias de todas las mujeres que la vecina conoce y que han parido recientemente.
En un momento así, ¿por qué una no puede mandar a tomar por culo a todo el que opina sin pedir permiso?, se supone que una está mucho más sensible y se le puede perdonar la insolencia. Lo curioso es que se perdona la insolencia de la vieja y “la gordita” pasa a ser la loca con las hormonas alteradas.

Se va acercando el final de una de las charlas más fingidas de tu vida cuando sin quererlo te encontrás escuchando: “el miércoles es luna llena, seguro que parís” ó “va a llover y eso te puede adelantar el parto” ó “si caminás ligerito unos dos kilómetros seguro que baja el niño y nace” ó “qué baja está la panza, no pasa de mañana”. Resulta que unas completas desconocidas saben cuándo tu vástago va a decidir que está incómodo entre tus entrañas y vos de pronto te encontrás planificando para el miércoles salir a caminar apuntando la panza a la luna bajo la lluvia.




martes, 14 de junio de 2011

Error consentido y sin sentido

Llevo unos cuantos meses visitando médicos y como si fuera una novedad y nunca antes lo hubiera visto está la tan odiada e irritante “sala de espera”.

Se supone que si nos dieron cita con fecha y hora, no deberíamos esperar; aunque es verdad que no todos demoramos el mismo tiempo cuando entramos, pero si al llegar a tu hora hay cuatro tipos antes que vos, algo va mal.

El tema del tiempo del turno tendría que ir de acuerdo al médico pero ese es otro tema que trataré más adelante.
En la odiada sala de espera, además de la música horrible que acompaña a un televisor en silencio con un programa matutino de tertulianos ó noticias; podemos encontrar revistas viejas que se podrían catalogar dentro del juego “marque lo que no corresponde”. Por ejemplo: vas al dentista y tiene las típicas de cotilleo/choluleo, la del Clarín/El País y de aeromodelismo; en el ginecólogo encontrás las mismas de cotilleos, semanal y “Caza y pesca”. Obviamente las que “no corresponden” están casi nuevas, se vé que las hojeó el que las pagó y nadie más.

El tema decoración es muy amplio, pero con sólo mencionar a los cuadros que seguramente pintó el médico en cuestión, los almohadones tejidos de las sillas anti-comodidad, las fuentes de feng shui o las estatuillas de angelitos; ya sabemos a qué me refiero.
La pregunta es, y perdón por la insistencia, ¿por qué todos los pacientes (que somos mayoría) tenemos que esperar y el médico (que claramente es minoría), no?. Está clara la respuesta, él estudió y nosotros no.

Y hablando del tipo que estudió, tenemos varias clases o categorías:
Clase A ó “HdP”: te ignora, no te responde ni el “buenos días”. Si le pedís que te tome la presión/tensión te manda a pedir cita a la enfermera y esperarla, lo que hace que en 40 minutos más puedas desmayarte. No sonríe ni por miles de euros, en lugar de corazón tiene un pedacito de glaciar, no lloró ni cuando el rey león quedó huérfano, el Dr. House es un tierno al lado suyo.
Atiende un paciente por minuto, puede entrar en el libro guinness; así y todo tiene gente que espera, pero es culpa de los pacientes que contamos los síntomas y lo demoramos. Jamás dará un diagnóstico ó explicación, te medica y si te gusta bien y sino andate que tiene gente.

Clase B ó “A reprimido” ó “C moderado”: son la mayoría. Siempre tiene gente esperando, suele ser amable, pregunta síntomas y da mínimas explicaciones.
Demuestran todo el tiempo que están apurados y tienen que atender a mucha gente pero se esfuerzan por ser amables. Se levantan antes que uno de la silla y te abren la puerta, si tenías dudas buscalas en internet, no hay tiempo!

Clase C ó “Yo soy tu amigo fiel”: la espera puede ser de más de una hora. Son muy minoría. Cuando entrás te sonríe, te hace poner cómoda, se acuerda tu nombre, pregunta tus síntomas, quiere saber sobre tu familia y se preocupa por ellos. Te aconseja, te dan ganas de esperarlo a la salida y seguir charlando con él con una cervecita de por medio, que te cuente su vida y filosofar juntos.


Para terminar con la maldición del lugar del error, podemos encontrar distintos tipos de acompañantes en la espera. A saber: la típica vieja que busca conversación todo el tiempo con quien sea; la que se queja constantemente porque el aire acondicionado está a una temperatura que no es la suya; el que se llevó un libro y pasa a ser un genio porque ignora todo lo demás; la mina histérica que se altera porque tiene que esperar y le infla las pelotas al marido para que vaya y se queje a la secretaria; y la que observa todo y putea porque no se llevó libro, escucha a las viejas y encima espera a un clase A... ¡me voy que me llaman!







miércoles, 1 de junio de 2011

Crónicas de un extranjero. Parte 9.

Hace un tiempo pasé muchas tardes en una YPF (ubicada a unos quinientos o seiscientos metros del Congreso de la Nación de la Capital Federal) llena, abarrotada, hasta arriba; de conductores de taxi, tacheros, taxistas y demás apodos.

No estaba sola, éramos dos seres descubriendo nuevos comportamientos de esta raza extraña. Una tarde nos dimos cuenta que todos los llamábamos “peronistas” (por sus modales), pero se nos escapaba cierto detalle: ¿de qué habla esta especie entre sí?.
Algunos arriesgaron de fútbol, otros apostaron por la televisión pedorra, ó las mujeres, los coches, asados, etc. Todos se equivocaron, ¡hablan de calles!. Por donde llevaron o trajeron a alguien, cuánto cobraron; cuál calle estaba cortada y cuál no; quién aguantó más en un atasco, etc.

Otro aspecto destacable de esta especie, es que siempre se comunican a los gritos. La gran mayoría camina sacando pecho con los brazos hacia atrás, como incitando a la pelea, igual que Maradona.  Cada vez que te metes en su cubículo se creen los reyes del mambo, son dios; como Maradona. Sienten que fueron elegidos entre millones de millones que abundan en la ciudad; y sienten que esa elección es porque son los mejores y la tienen más grande, y no porque fue el primero que pasó y al peatón ni le importa quién sea.

Algo que aún se está analizando en el laboratorio, donde se encuentran estos “bichos” de distintas nacionalidades, es esa “casi” innata vocación por llevarte a recorrer los lugares pasando largas horas, días y semanas con ellos; mientras el marcador sigue contando los miles de pesos, euros, dólares que tendrás que pagarles a la hora de la despedida. Ojo, en ese momento nunca jamás van a tener el cambio necesario, siempre te darán menos o se confundirán. Es increíble que sean de la nacionalidad que sean, llevan en la sangre la cuestión de recorrer y cobrar más, son cosas que van de la mano; así como los perros nacen sabiendo nadar, es mas o menos lo mismo.

Ahora bien, a esta altura estarán pensando que he dicho todo, pero no quiero terminar la crónica sin antes detenerme en mi última experiencia.
Luego de pedir un taxi por teléfono y haber recibido tres llamadas por parte de la conductora porque no encontraba la calle, fuimos a su encuentro.
Al vernos nos regaña contundentemente porque vivimos en una calle que se corta por una peatonal y ella, no se dio cuenta de que la calle continúa del otro lado de la peatonal. Esta mujer es lo más parecido a king kong femenino. 
Ni bien subir empieza a hablar. Fue un viaje de cuarenta minutos con una voz femenina constante. Lo único que recuerdo es que por alguna razón sé que comió huevos fritos con papas fritas el día de noche vieja; que se murió su madre cuando era pequeña; que no le gustan las navidades y el próximo año se va al país de los "infieles" (Marruecos) para no pasar las fiestas; porque ella es muy católica aunque esté a favor del aborto; y tampoco es facha como el PP; que su marido no la ayuda en la casa; que era guía turística pero con la crisis tuvo que manejar un taxi; que los infieles serán muy pintorescos pero te ponen una bomba y cagaste. ¡Por favor! ¡Auxilio!, no puedo continuar escribiendo, me agoté al recordarlo...




miércoles, 18 de mayo de 2011

Empezó la crisis


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Palabras más, palabras menos. Imagino que fue algo así...

Eva- Adán, mira que manzana más apetitosa hay en ése árbol, cerca de ésa serpiente
Adán- ah!, pues sí; ¡qué observadora eres, cariño!. Mejor no te acerques que la serpiente es peligrosa, lo dijeron en el Discovery Channel.
Eva- Ups, ya le dí un mordisco, pruébala que está buenísima.
Adán- mmmm, sí que está buena. Uy!, Eva, digo que “estás” buena. ¡No me había dado cuenta que no tenías ropa!
Eva- mmm Adán, qué curioso tu tapa rabos.

Se abre el cielo y baja “El Señor”

Señor- ¿qué hicieron?, ¡desacataos!
Adán- sólo estábamos comentando que no nos habíamos dado cuenta que íbamos desnudos. Ése detalle te lo habías guardado para ti solito eh?, pillín; mira que en un futuro podes ser de ejemplo para muchos curas, eh?.
Señor- nooooo!!!! ¡Les he dicho que no comieran la manzana, ahora tendré que castigarlos!
Eva- es que, con esto de rendirte tributo llevamos unos cuantos días de ayuno y la serpiente se hizo a un lado y nos dejó comer tranquilamente. ¿Queres probarla?, está buenísima.
Señor- cállate!!!!. A partir de este momento, tú, Adán, ganarás el pan con el sudor de tu frente y tú, Eva...
Eva- (interrumpe) ¿qué, voy a tener que ocuparme de la casa?; ¿de los hijos?; ¿de Adán que no sabe limpiarse los mocos?; ¿y encima tener un trabajo en el que gane menos que Adán?.
Señor- noooo!!!! Tú, Eva, parirás con dolor.
Eva- (interrumpe) ah sí, dale; y también voy a sangrar una vez al mes con dolor, claaaro, Adán soluciona su sudor con un poquito de desodorante y por puro sadismo yo tengo que sufrir dolores innecesarios en lo que se supone el mejor momento en la vida de una mujer. ¿No te habrás pasado un poquito con el machismo?
Señor- ¡que te calles!, a partir de ahora quedan expulsados del paraíso. ¡Fuera!
Adán- uy, ¿y ahora qué hacemos?; ¡empezó la crisis!
Eva- y si, estamos en crisis. Tendremos que seguir trabajando pero ahora como autónomos. Se me ocurrió una idea, ¿y si escribimos un libro contando nuestra historia y lo vendemos y nos hacemos famosos?. Nunca vi a nadie que le haya pasado algo así.
Adán- ¡basta de tus geniales ideas!. Nadie se creería que por una manzana se armó semejante     
           quilombo.



martes, 3 de mayo de 2011

Un cambio innecesario


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Me parece que no me enteré del momento en que se decidió abreviar las fechas nombrándolas con un número y una letra: 11S, 11M, 15M, etc.

Pareciera que estamos jugando a la batalla naval y cambiamos el 11 de septiembre (con “P”, SePtiembre siempre con “P”) por 11S y no sabemos si es agua, tocado ó hundido.

Nos deberíamos haber puesto de acuerdo entre todos los habitantes del mundo, algunos no tenemos la habilidad para incorporar rápidamente esta nueva denominación; todavía no sabemos si “M” es de marzo, mayo y “A” de agosto o abril.

Además, ¿por qué abreviar tanto?, ¿ es necesario?. 
Si ya existe un calendario con un nombre, ¿por qué no lo usamos?



miércoles, 20 de abril de 2011

Ecléctico y Alterada. Aritmética

Se terminó el día. Ya acostados, con la luz apagada.

Él- estoy sumando más rápido (hace unas semanas que suma mentalmente las matrículas de los coches para ejercitar su aritmética, porque parece que no se le da muy bien)
Ella- qué bien
Él- preguntame, vas a ver
Ella- ¿25 + 42?
Él- nooo, más fácil, ¡de una cifra!
Ella- perdón, creí que era fácil. A ver, ¿2 + 5?
Él- ¡13! (excesivamente entusiasmado)
Ella- mmmmm
Él- bueno, 14, más o menos.
Ella- ¿queres que te pregunte de nuevo?; ¿2 + 5?
Él- eso, ¡14!
Ella- creo que lo tenés que ejercitar un poquito más. ¿Te pregunto mañana?, ¿ahora dormimos?
Él- ¿Por qué?, cuánto es?. (pregunta pensando que ella va de lista)
Ella- en mi país 2 + 5 es 7, pero a lo mejor acá es 14. No sé.
Él- (muerto de risa) es que entendí 8 + 5
Ella- 8 + 5 tampoco es 14, es 13. Pero lo seguimos mañana, vale?. Igual, vas mucho más rápido, muy bien!!!!



martes, 5 de abril de 2011

No es insensibilidad, es sinceridad. Parte 1.


Ahhhh, qué lindo”; dice todo el mundo cuando una se queda embarazada.
Sí, muy lindo, aunque siendo primerizas no tenemos ni idea de lo que nos espera; ¡ay, mamita querida!

Tema malestares.
Hombres del mundo, no tienen ni idea de lo mal que se puede estar. No paran los vómitos, duele la cabeza, nos mareamos, se nos apaga el cerebro y nos dormimos de pie. Nos ponemos como focas y a medida que este efecto ocurre nos van doliendo las piernas, las tetas y la espalda. Nos cuesta subir escaleras y nos ahogamos con caminatas de más de cinco minutos. No nos olvidemos que nos puede bajar la presión o salir hemorroides; ¡increíble!.

Tema ecografías. 
Se supone que cuando lo vemos deberíamos emocionarnos, como en las películas, pero Hollywood nos ha hecho mucho daño a las mujeres. ¡¿Qué vemos?!, un esqueletoide con formato ET metido dentro nuestro; eso no emociona a nadie, da miedo. No se me ocurrió otra cosa que decir: “qué loca la naturaleza!, mirá el bicho que tengo adentro!”. Porque lo que se dice bonito, mmm... 
Para la mujer es difícil, estamos un poco “obligadas” socialmente a ser más boludas de lo normal en el embarazo, es lo que se espera de una.
Por cierto, ya que estamos con el tema de la boludina de la embarazada, es hora de sincerarse y reconocer que los antojos no existen!. ¡Basta de mentiras!. Es cierto que hay momentos de un hambre terrible, pero de ahí a “necesitar urgentemente” lo que sea, es completamente falso, eso se llama histeria y capricho; porque recordemos que el antojo no existe, o alguien vio algún chico con cara de donuts, pollo al horno con papas o paella de mariscos?!

Tema moda. 
¿Los diseñadores de la ropa para estos “estados de buena esperanza”; son hijos de puta, ciegos o dentistas?. ¡Es horrorosa!, y todas parecemos sacos de patatas hinchados. ¿No se puede hacer la ropa normal un poquitín más grandecita?, como dos o tres tallas más?

Tema movimientos.
Un tema muy importante son los movimientos del feto. Mi madre en un acto de romanticismo me ha dicho “lo vas a sentir como mariposas en el estómago”. Debo reconocer que mi madre tiene serios problemas estomacales si confunde las mariposas con los gases; debería enterarme un poco del tipo de alimentación que está teniendo. Lo cierto es que es más parecido a “calambritos o puntaditas” en la pelvis, como si nos estuviésemos haciendo pis; o peditos que no inflan, pasan rápidamente de un lado a otro del vientre. De mariposas nada. Mamá, es hora de decirle la verdad a tus hijas treintañeras, te darán nietos de todas maneras.

Está muy escuchado que el cambio hormonal es tremendo, que los órganos se acomodan para dejar espacio al útero, que la mujer “preñada” está hiper sensibilizada y bla bla bla... Pero no significa que seamos un mar de lágrimas y cualquier cosilla nos emocione. No señores!, ¡mentira!. El embarazo (según mi punto de vista, obviamente) incrementa las emociones, la que se emociona mucho ahora no para de llorar y es insoportable; y la que normalmente un cachorro no le mueve un pelo, ahora quiere patearlos si se cruzan en su camino.
¡Ojo! que no se me mal interprete; el embarazo es impresionante, estamos muy movilizadas, expectantes y curiosas. Pero las cosas por su nombre, la gente nace desde que existe la humanidad asique tan trascendental no puede ser la cuestión. La suma de mujeres desconocidas en el mismo sitio no tiene por qué desencadenar en un único tema de conversación, aburre un poco.




miércoles, 23 de marzo de 2011

Superando las mil visitas


Ja!, ¿qué creían, que no tengo mi corazoncito ególatra?
Pues sí que lo tengo y lo bien que se la pasa cuando ve que mucha gente entró a leer el blog.

Todos somos narcisos así que no empecemos con eso de que: “el público no me importa”, “si comentan me da igual”, etc. ¡Mentira! Todo el que publica algo (sea por el medio que sea) quiere una respuesta, corre un riesgo porque no siempre puede ser favorable, pero sí que quiere una muestra de seres vivos del otro lado.

Debo reconocer que soy bastante “dejada” a la hora de mantener este blog actualizado. Pero no depende de mí, sino de la inspiración, que es mía, pero no la controlo; y mejor así, porque si la controlara lo que escribiría sería un coñazo. 
Aunque ahora también puede resultar coñazo, pero como a mí no me lo parece, se aguantan, es lo que hay!... y qué tanto!, claro, ahora con pretensiones los señoritos.

En fin, la cosa es que superaron las mil visitas a este sitio y lo más curioso es que ¡de distintas partes del mundo! ¡Muchas gracias a todos!

PD: sí, ya sé... pero un poquito de demagogia no está mal, es parte del tratamiento que después recibirá mi ego.



martes, 8 de marzo de 2011

Cómo molesta


La gente que se la pasa quejándose por cosas que puede cambiar y no lo hace, porque quejarse y fastidiar al resto del mundo es gratis.
¿Te molesta que tu jefe te hinche las pelotas constantemente, te dé miles de tareas y sea insufrible?, ¿qué haces?. Le incendias el cerebro al pobre infeliz que tenés al lado para que vea lo malo, perverso y muy mal jefe que es tu jefe; cuando después de tantos años deberías ir y decirle: “mire señor jefe, yo soy su empleada más no su esclava, no me rompa las pelotas, no me mande hacer estupideces innecesarias y si voy a seguir encargándome de su empresa como si fuera mía, déjeme en paz”.
Punto final. O te echa a la mierda o lo piensa, y como sos el amo de llaves de su vida te deja en paz.

Otra cosa es mi caso, me molesta (además de esa gente mencionada), que los portadores de paraguas caminen por la derecha cuando ven a un desvalido empapado y lo mandan al carril de la izquierda.
Existe una convención intrínseca, un “pacto entre caballer@s de la humanidad”, que dice que todos caminamos por la derecha y el que viene de frente lo hace por la izquierda; salvo casos como Lavalle y Florida o Gran Vía, donde la gente no usa carriles y brota de las baldosas.
Entonces, salvando estas excepciones, puedo concluir después de años de análisis de nuestra sociedad que caminamos por la derecha (no sé qué onda en Londres, el análisis no llegó tan lejos).
Ahora bien, a esta excepción de exceso de gente innecesario en avenidas y peatonales; podríamos incluir la excepción día de lluvia y/o nieve.

Señor/a portador de paraguas: ¿podría ser tan amable de no caminar por su derecha y permitir que, ya que usted lleva ese objeto tan preciado, el que viene de frente desprovisto del fucking paraguas se refugie por su izquierda, o sea, la pared?
Con este tema puedo alegar algo más, muy discutido en círculos cerrados, tanto los paraguas como los mecheros son objetos que no deben formar parte del capitalismo, o sea, nadie debería ser propietario de estos objetos, se utilizan y se dejan en la esquina, en el caso del mechero en la barra del bar (esto hay que revisarlo, porque la ley antitabaco nos arruinó la propuesta).

Dicho sea de paso, es una propuesta brillante, a nadie le importa si es de color, a lunares, con rayitas o con bolado de encaje tipo Bety Boop (juro que vi uno así el otro día), es un puto paraguas. Hay gente a la que nos da igual, se puede dejar en paragüeros en las esquinas y listo, ya no habría chinos vendiendo paraguas a la salida del metro.
Es para pensar, sobre todo porque a nadie le gusta cargar con él, es un incordio, después resulta que no llovió y estuviste todo el día con él en la cartera; y si sos de los que los pierden (como uno) es magnifico, ¡la propuesta es perfecta!.

En el último año han pasado por mi casa cinco paraguas distintos, ninguno fue pagado por los habitantes del hogar, se los han olvidado; por tanto fueron reutilizados, pero en las ultimas lluvias volvimos a no tener ninguno, siempre la promesa de “hay que comprar uno”, NADIE se acuerda de comprar uno.
Asique, como no puedo quejarme a viva voz con cada ser de este planeta: Por favor! Ya que esta propuesta no va a llegar al congreso (no me tengo tanta fe), podrían los beneficiarios de capotas con palitos (para no repetir la palabra paraguas) ¿ceder el camino cercano a la pared? 
Muchas gracias, eh?, de verdad, muy amable y cívico de su parte.





miércoles, 23 de febrero de 2011

Crónicas de un extranjero. Parte 8.

Cuando uno llega a un país en el que no ha nacido, crecido y vivido; hay muchas pero muchas cosas que son iguales; por no decir idénticas a su tierra de origen; y muchísimas otras muy curiosas y diferentes. Y lo cierto es que, a medida que pasa el tiempo, esas cosas que al principio sorprenden, con el tiempo se hacen cotidianas y ya no son novedad.

Llevo más de dos años en la madre patria y aún me llama la atención cuando en los medios hablan del rey. Cuando yo era niña, el rey existía sólo en los cuentos, eran los dueños de todo, y las princesas, madrastras y hechiceros; eran como de la misma familia, vivían todos en un palacio y tenían mucha gente trabajando para ellos.
Si ése estilo de vida monarcal se vuelve real, (ja!, vaya coincidencia, no?); las cosas son muy parecidas a los cuentos, la diferencia es que el rey es un borracho fiestero que viaja por todo el mundo, con el mismo séquito de gente que en la ficción.

Ahora bien, lo curioso es que cada noticia me siga causando “gracia” digamos que cuando se nombra a alguno de ellos suelo esbozar una sonrisa. Supongo que porque aún no termino de adaptarme a la monarquía.

Otra cosa llamativa es ver en las noticias que un barco pirata. Si, si, pirata; tomó prisionero a otro barco y tiene de rehenes a los pescadores.
Siempre creí que los piratas se habían extinguido después de Peter Pan. Los verdaderos no tienen patas de palo, ni garfios, cocodrilos, tic-tacs y loros. En cambio, buscan cofres y riquezas, son somalíes y están muertos de hambre.
Lo más loco de todo esto es que en pleno siglo XXI, hay un país llamado Somalia que no tiene gobierno, ni rey, ni nada parecido; y la gente muere de hambre y masacrada por su propia desesperación. Y los países vecinos y “civilizados”, no hacen otra cosa más que marginarlos y enviar barcos armados para nuevos ataques.

En un cuento de niños el rey hubiera negociado con los piratas para que liberaran a los “buenos” y luego ofrecería empleo y alimentos a los “malos” que estarían eternamente agradecidos.
Me sigue resultando curioso como los cuentos se asemejan a la realidad: donde dice “negociado”, debería decir “extorsionado”. Donde dice “ofrece empleo y alimentos”, debería decir “esclaviza en la miseria”. Y donde dice “estarán eternamente agradecidos”, debería decir “el odio de venganza crece”.

Creo que se me terminaron los años de cuentos de hadas.
Aunque tal vez mañana en las noticias aparece un duende que asaltó un camión blindado, nunca se sabe.



martes, 8 de febrero de 2011

¿Y qué si tengo manías?


No voy a decir que me enorgullezco de tener mis manías bien conservadas desde que recuerdo tenerlas. Pero tampoco voy a negarlas, porque son parte de mí y me las aguanto, y me las aguantan...

Así que basta de decir que es una cuestión de género, esto no tiene nada que ver con ser mujer, la diferencia es que nosotras las gritamos a viva voz, las defendemos y respetamos su lugar en el hogar;  y en algunos casos intentamos que el otro conviviente las asuma como propias.

No veo el problema de cerrar las puertas del ropero antes de dormir, un acto ínfimo y de buen corazón si se sabe que uno no puede conciliar el sueño pensando que un monstruo o fantasma podrá atacar en medio de la noche.

Y, ¿por qué no hacemos caso a las botellas de agua vacías?; ¿qué daño puede causar cargarlas antes de meterlas en la heladera y no meterlas sin líquido para que se enfríe el vidrio?.

Tampoco es tan terrible dejar la cocina sin platos sucios por la noche, sobre todo para que no huela a frito, churrasco o lo que sea; a las 8 de la mañana con el café.
En fin, no son taaaantas, pero existen, y aunque las defiendo me pregunto, ¿esto empeorará con el tiempo?




SI

martes, 25 de enero de 2011

Como inesperado


¿Por qué cuándo esperamos durante mucho tiempo que suceda algo y luego sucede, nos quedamos como si no supiéramos qué hacer, como si nos hubiera sorprendido?.

Algo así como esperar toda la vida a que llegue tu príncipe azul y justo cuando tenés a Felipe tocándote el timbre estás con los ruleros puestos y sin depilar.
Sé que va a venir un amigo muy querido que hace un año y medio que no veo, teníamos una relación diaria, hace una semana que pienso toooodo lo que tengo que contarle y que quiero que él me cuente.

Llega el momento y después de los saludos pertinentes, las presentaciones y atenciones al recién llegado; resulta que con la emoción se me olvida todo eso que dió vueltas en la cabeza durante una semana. Amnesia total. Y como si lo hubiese visto ayer, me faltó preguntarle si en Buenos Aires hacía calor.

La verdad que no sé si algún día voy a comprender el mecanismo cerebral que comanda mi existencia, de momento sé que es complejo.




miércoles, 12 de enero de 2011

Saludos obligatorios


Esos “buenos días”, “hola”, “qué tal”, que damos por cortesía y reglas de buena educación son necesarios justamente por eso. Es como si dijéramos “te vi y tengo que compartir unos segundos de manera obligatoria contigo asique te digo algo para no quedar mal porque el silencio sería muy incómodo de sobrellevar”. Pero para no decir todo eso lo abreviamos con “hola”; mientras miramos la hora, el móvil, la puerta del ascensor (deseando que se abra para lanzarnos), el ipod o lo que sea...

Ahora bien, el resto de las frases que se agregan en esas situaciones dejan de lado la cortesía y rozan el fastidio, son innecesarias; y hay que erradicarlas para siempre de nuestras vidas.
Señores!, terminemos con el “qué frío/calor, parece que va a llover”; “está lloviendo?, te mojaste?”; “qué tarde/temprano, no?”; “hay una sola cola, usted va detrás mio y tiene que sacar el numerito”. ¡Basta de todo esto!, hay gente que NO queremos ser sobre saludados al pedo y mucho menos sobre informados acerca de funcionamientos absurdos de distintas “colas” (bancos, supermercados, farmacias, etc).

El resto del mundo debería entender que tenemos un problema de cordialidad exclusiva: sólo para aquellas personas que nos van a ser útiles por algo, o que queremos (rozar la antipatía no significa que no tengamos sentimientos).
¿O me van a decir que a esos “simpáticos” les quita el sueño mi saludo acompañado de frase estúpida? NO! A esa gente no le va a pasar nada y a nosotros (los casi antisociales, casi antipáticos y casi descorteces), tampoco nos caerá una maldición por no hacerlo.
Demasiado tenemos con tener que auto decirnos estupideces mentales para evitar las sociales.