lunes, 11 de octubre de 2010

La venganza, sin querer queriendo.

Quien alguna vez no haya sido víctima de esas odiosas llamadas telefónicas vendiendo “algo”, debe considerarse un afortunado bendecido por la gran mano visible de Telefónica, amén.
Cuando a mí me ocurre esta desgracia (bastante seguido para mi gusto), intento cortar enseguida; pero suelen ponerse pesadas ó hasta insolentes. Me llegaron a decir, “usted se contradice, quiere un teléfono móvil con internet pero no quiere pagarlo”, a lo que respondí casi enfurecida “no, no me contradigo. Quiero un teléfono con internet el día que lo pueda pagar, de momento no quiero nada; la que sigue insistiendo sos vos, yo no te llamé!”.

Hubo una de estas chicas que marcó un antes y un después en mi vida. Llegó una factura de más de 200 euros de móvil, decía que se habían realizado conexiones a internet y llamadas desde Estonia y Marruecos. Lo más curioso era que en el mismo día de manera sucesiva pasamos por Estonia tres veces y volvíamos a Marruecos; o sea, íbamos a Estonia una llamada, Marruecos conexión a internet, vuelta a Estonia, y así tres veces al día, durante 5 días. ¿Resultado?, una fortuna!!!; sin sentido por completo.
Cuando llamamos para reclamar, después de cuarenta minutos la entrañable muchachita nos dice “pero es que Estonia está cerca de Marruecos”; y ahí vi todo muy claro, se me reveló un nuevo mundo, confirmé mis sospechas esta gente es bastante “cortita” y tienen menos sutileza que un elefante en un bazar. Continuó con un “no querida!, un poquito de geografía, Estonia está a tomar por culo de Marruecos” (utilizando el nombre de países como si fueran calles) y responde: “lo que pasa, que es la misma tarifa”; ahora sí!!!! ¿Qué credibilidad puede tener esta inocente criatura del señor después de la primera burrada?

Hace unos días me llaman para que cambie mi móvil. Enseguida mostré interés porque realmente quiero cambiarlo (está a punto de finiquitar), y le dije que no me alcanzan los puntos para el que quiero, “y usted cuál quiere”, preguntó. “Si me esperás un segundito, entro a la página y te digo qué modelo es”, obviamente me dijo que si y esperó. La página no cargaba y me estaba poniendo nerviosa pensando que la pobre chica hacía cinco minutos que esperaba, entonces le dije que me espere que no cargaba la página... y me iluminé!

Debo confesar que nunca se me ocurrió una venganza contra este sistema de llamadas, ventas y esperas que nunca resuelven nada, pero el destino me lo sirvió en bandeja, logré que esperara media hora haciéndome la simpática, pidiendo disculpas y mostrando interés, lo mismo que hacen estas empresas cuando uno llama. No tengo que explicar mucho más, la pobre infeliz dijo que me volvería a llamar en dos meses, en realidad creo que tachó mi numero y al lado escribió “loca, no llamar”; ¡qué satisfacción!



No hay comentarios:

Publicar un comentario