miércoles, 3 de febrero de 2010

Crónica de un extranjero de viaje. Marruecos 2.

Día 2
Hoy otra vez desayunamos con Michelle (el francés gigántulo), insistió en que nos quedáramos ahí, y nosotros en que es caro; ni una palabra más. Asique empezó la búsqueda del anillo. 
Hoy las llamadas a rezar fueron distintas a las de ayer, eso dice Juanda. Para mi es la misma a cada hora de cada día, pero cambia en la hora; ¿se entendió?. Igual seguimos sin saber que dicen, creo que hoy iba por el lado de “recen putas! ó las bendeciré con muchos hijos!”

Fuimos a conocer los zocos. Son las fábricas de todo lo que se vende en las calles: babuchas, plata, luthiers, cueros, hilados, etc. Hoy estaban más pesaditos para que compremos, está decidido que la que va a negociar soy yo, asíque no nos paramos en ningún sitio.
Seguimos en búsqueda de la “Madraza de Alí Ibn Yusuf”. Nos perdimos por Marrakech profundo hasta que un niño nos guió, obviamente esperó su recompensa; y como le pareció poco nos mandó a cambiar para darle más; el muy cabrón no tenía más de 10 años y nos tuvo en jaque hasta que obtuvo lo que quiso.

Resulta que La Madraza es una escuela coránica del s. XIV. Todas las cúpulas y paredes del patio están labradas en madera. Tiene 130 habitaciones (las conté), ninguna igual a la otra, aunque todas excesivamente pequeñas. Y un solo baño!!! Parece un buen lugar para estudiar el corán pero muy malo para respirar, son minúsculas.

De ahí pasamos por el museo de Marrakech, parece ser que fue la primera escuela de mujeres en la ciudad, en el '65. La verdad que son impresionantes las columnas, pisos, paredes, puertas, luces; todo lo edilicio; todo lo demás es igual a lo que se ve fuera del museo; y tiene su lógica, siendo una ciudad del medioevo en el museo no puede tener cosas mucho más antiguas.

Decidimos comprar té verde (el whisky marroquí) y nos atendió otro niño de unos 9 añitos. El angelito pretendió cobrarnos 10 gramos de té a 10 euros. Claro está que aunque el que se comunica es Juanda, en un impecable inglés y no tan impecable francés; de números me entero enseguida y le dije que estaba loco, y él también lo entendió enseguida. La transacción resultó por 2 euros y aún así nos estafó.
Y ya que estamos con la tierna infancia, hubo uno en la “plaza circo” que quería que le compráramos pañuelos descartables. No tenía más de 6 años era muy pequeño y pedía lastimosamente. Esto hizo que Juanda se debilitara y enterneciera, esas cosas se notan y al ver la presa fácil nos siguió durante 5 minutos. Cuando se cansó y notó que no le iba a dar nada se fue al grito de “fuck you”!.

Ya para terminar con los angelitos de Alá, entramos a comprar especias a un joven de no más de 14 años. Nos recibió con alegría al grito de “Alí Babá (Juanda) volvió”, le decía al padre. Al final me dijeron que yo era bereber por como negociaba, aunque de mucho no me sirvió porque pagó Juanda y no vio que le daban de menos; en fin, mañana me encargo de la economía del resto de las vacaciones.

Algo curioso es que no vemos muchos perros, aunque gatos si. Yo creo que es porque se los comen, de hecho había un par de bichos colgados que no supimos que eran...
Ya de noche cenamos en la Plaza de Djmaa el-Fna en los puestos de la calle con dulces de postre.
Los dulces son geniales! y eso que no tienen chocolate, mucho con almendras, pistacho y coco; ¡buenísimos!
De vuelta en el nuevo riad baratito y a descansar. El aire del desierto, los moros que no callan, la caminata cuidándose de las motos, burros  y niños; es realmente agotadora.



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