martes, 16 de febrero de 2010

Crónica de un extranjero de viaje. Marruecos 4.

Día 4
Después de una muy fría noche nos fuimos para Essaouira. El viaje es de unas tres horas con un descansillo en la mitad. Fuimos atravesando puebluchos al costado de la ruta en pésimo estado (simil Argentina, aunque no simil España).

Al llegar a la ciudad enseguida advertimos que no tiene mucho en común con Marrakech. De por si es un pueblo de playa y pescadores; lo que hace que el día sea mucho más tranquilo. Si bien apenas bajamos del autobús nos estaban atosigando para llevarnos la maleta, guiarnos, vendernos porro y lo que quisiéramos; en cuanto dejamos la maleta en la habitación las moscas se calmaron y ya desde las puertas de los locales nos llamaban vascos. Juanda dice que eso va por mí, por la cara de mala leche y porque los ignoro, él va saludando cual rey en su carruaje y comentando que es de Sevilla, mientras sigue mi paso no acelerado pero sin pausa.

Los vendedores sentados en las puertas tomando su té, jugando a las cartas o conversando entre ellos; cuando nos hablan a nuestro paso; preguntan si queremos ver, que entremos para mirar todo y si otro día entraremos; ni bien dijeron otro día, nos acordamos de mi sobrina Uma y los dos dijimos: “mañana, a la mañana”.

La ciudad es bastante más pequeña, las calles son más amplias, un poco menos sucias y pareciera que con menos pobreza; y encima las casas son blancas con todas las aberturas azules. La medina está rodeada por una doble muralla con varias puertas de acceso y cada una con sus correspondientes cañones.

Además de ser la vasca mala onda, por lo que a mí se dirigen poco; parece que creen que a Juanda lo llevo de las narices, será porque el dinero lo manejo yo para no irnos de presupuesto. Aunque después delante del buitre me haga quedar como una miserable cuando el mismo camarero no me da el vuelto completo y se sirve su propina, de MI dinero. ¡Claro que me voy a calentar! Primero que no fue el camarero, sino el portero que dijo “hola” y lo mandaron a buscar cambio. Segundo que me das el vuelto y yo decido cuánto le dejo a LA camarera. ¡Tercero delante de él NO, es mostrarle tus cartas al adversario!

Cuando vuelva a Madrid, en el restaurante voy a hacer lo mismo; y cuando me paguen con tarjeta pongo mi tarifa. En fin, para ese entonces ya habíamos integrado eso de "prisa mata, amigo" y como todo lo tomamos a risa;  aunque me mini-indigné y no deje de comentarlo durante todo el viaje.

A la tarde mientras salimos a perdernos por las calles, mirando ropa me ofrecen opio. Me estoy empezando a replantear la imagen que transmito. Nos negamos al opio, a cambio le preguntamos por algo para fumar; el tal Abdalá, nos llevó a un antro por unas mini callecitas. En él nos tomamos un té, así se hacen los negocios. El trato no fue del todo malo, sobre todo por lo que nos contó: dice que si bien es ilegal, se puede consumir con discreción. Este nuevo rey, amigo del Juan Carlos, es un poco más permisivo y moderno. Su padre era muy severo y con él si que no se podía ni beber, ni fumar. El hijo parece que ablandó un poquito el sistema, se dio cuenta que del turismo puede sacar mucha pasta. 
Me sigue sorprendiendo que quieran al rey, y más un hombre bastante hippie-punk moro; de unos 50 años o menos pero muy hecho polvo.

Ya cuando cayó el sol salimos en busca de una cerveza y ¡madre mía!, llegamos a la “plaza te lío”.  Llegué a la conclusión que en este país cuando preguntas algo; los niños te van a timar, los jóvenes a liar, los adultos a vender y los viejos a mandar a la mierda y encima les pagas; no te cobran, pero les pagas.
Conseguimos la cervecita tibia. Y otra vez los niños intentando vender pañuelitos de papel lastimosamente, a éste le di las patatas fritas que se me habían antojado y más feliz que si le hubiera comprado la caja de pañuelos del mes, claro que dejó a mi niño protestando por quedarse sin patatas.  No entiendo la generosidad de este hombre, casi llora con la carita del nene pero casi me mata cuando vio ir sus papas, curioso...



1 comentario:

  1. juan carlos ubaldini1 de febrero de 2010, 10:00

    Yo no se si vos sos muy agarrada o Juanda muy desprendido

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